miércoles, 15 de julio de 2009

Se va a la guerra mi flaco,
que Dios le guarde la vida.

Yo esperaré con paciencia dolorosa su vuelta.

Son despedidas crueles, en épocas asquerosas,
mi corazón no está hecho para tales condiciones.

Me gustaría dormir con él una noche más,
lástima que ya tiene la armadura puesta.

No lo quiero perder.

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