viernes, 24 de abril de 2009

Acá toda abandonada,
la pared se volvió una obra de arte.
Transmite vida en medio de lo inanimado.

Me cuelgo mirando, las letras se retuercen,
el Frankenstein sonríe, susurra.

Me encuentro en los stencil, los graffiti.
Como un espejo que veo,
la pintura me va contando, diciendo,
que la vida sigue,
que no hay que morirse por un par de cosas.

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